Carta de Vanzetti a su hijo

Bartolomeo Vanzetti, inmigrante italiano residente en Estados Unidos, fue un activista político de corte anarquista.
Fue ejecutado el 23 de agosto de 1927 junto a Nicola Sacco al ser declarados culpables del asalto y homicidio del pagador de una fábrica, Frederick Parmenter y su escolta, Alessandro Berardelli, en el pueblo de South Braintree, Estados Unidos, el 15 de abril de 1920. Fueron exonerados de manera simbólica el 23 de agosto de 1977 por el entonces gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis.



"Querido hijo mío, he soñado con ustedes día y noche. No sabía si aún seguía vivo o estaba muerto. Hubiera querido abrazarlos a ti y a tu madre.
Perdóname, hijo mío, por esta muerte injusta que tan pronto te deja sin padre. Hoy podrán asesinarnos, pero no podrán destruir nuestras ideas. Ellas quedarán para generaciones futuras, para los jóvenes como tú. Recuerda, hijo mío, la felicidad que sientes cuando juegas, no la acapares toda para ti. Trata de comprender con humildad al prójimo, ayuda a los débiles, consuela a quienes lloran. Ayuda a los perseguidos, a los oprimidos. Ellos serán tus mejores amigos.
Adiós esposa mía. Hijo mío. Camaradas.

Bartolomé Vanzetti"


En un mundo feliz, los barrotes de las carceles serán derribados. En su lugar habrá plazas con flores. Flores rojas que simbolizaran la sangre derramada en vano por querer un mundo libre, un mundo mejor para todos, en fín, un mundo mas humano...

Con que una persona que lea esto se de cuenta y luche, me es suficiente. Pero se conciente, el silencio es complicidad. Sos complice de que millones de personas mueran de hambre. Sos complice de laburar 8 horas por una mierda de sueldo cuando unos pocos disfrutan. En definitiva, sos complice de esta mierda que nos toco vivir.

Salud camaradas, salud y libertad!

Diego

"Diego es mi amigo, y no es mi amigo porque sí. Es que Diego tiene el paso firme y la mirada serena. Con Diego soñamos trayectos imposibles y los recorremos a pie. A Diego se le llenan de sangre las venas con cada latido, y en cada gota de sangre deja hasta el último suspiro. Y no es que sea el ideal en vida, es, solamente, que Diego tuvo la singular idea de vivir en un mundo justo. Y porque en un mundo justo nadie le pisa la cabeza a nadie, Diego no se dejó patotear por nadie, por nada, nunca más. Y como en un mundo justo nadie impone nada, Diego se dejó el pelo largo, lacio, hasta los omóplatos y creciendo. De vez en cuando un obrero chicato le grita algo, confundiéndolo. Diego tiene una hermana y vive con su madre. Será de tanto trato con mujeres que Diego tiene la delicadeza esa que le admiran tanto cuando besa. Diego es mi amigo porque en un mundo justo nadie se pierde a un amigo como Diego.

A Diego casi no lo conozco. Lo vi a Diego una sola vez, en una foto con su hermana, contra la pared de un colegio como el mío. Sé de Diego que tuvo la peculiar idea de vivir en un mundo justo. Y porque en un mundo justo nadie le pisa la cabeza a nadie, Diego no se dejó patotear. Y como el mundo no era justo, Diego lo quiso cambiar. A Diego lo mataron de bala y con su sangre decretaron que el mundo no era justo. Diego tenía un amigo y lo lloró a Diego, porque era su amigo. Lo lloró igual que lloro yo porque, aunque no lo haya conocido, Diego es mi amigo.
El amigo de Diego tuvo un hijo.
Diego sabe que cuando levanta la mano en el aula, el celador le pone presente a Aguirre y a Hunziker. Porque en un mundo justo el plomo no calla la voz, y los hombres viven mucho más que la vida. Y éste, aunque no les guste a los patoteros que pisan cabezas, éste va a ser un mundo justo.

(Diego Hunziker era un chico de 17 años, alumno del Colegio Nacional de Monserrat, que participaba de la Unión de Estudiantes Secundarios. Fue secuestrado del 4 de septiembre de 1976, estuvo detenido en el campo La Ribera, luego trasladado a La Perla y hasta el día de hoy permanece desaparecido. Enrique Aguirre había conocido a Diego Hunziker en el Colegio Nacional de Monserrat y eran amigos. Diego Aguirre se llama así en memoria del nombre del amigo de su padre.)"